domingo, 24 de abril de 2011

Individualización

"Las partes del espacio derivan su carácter de sus posiciones, así que si dos de ellas intercambian sus posiciones, [...] cada una se convertiría en la otra". Estas palabras expresadas hace más de tres siglos bien podrían aplicarse a la obra actual de Andreas Gursky.


El artista alemán Andreas Gursky (1955) es reconocido por sus fotografías en picado y a gran escala de paisajes y espacios humanos, y por que una de ellas alcanzó el mayor precio de venta en un remate. Se trata de 99 Cent II, Diptych, por la que se pagó 1.7 millones de libras (3.3 millones de dólares) durante una subasta en Sotheby's de Londres en Febrero de 2007 [1].

Debido a su enorme tamaño y unos valores de producción híper-higiénicos, sus fotografías imponen una presencia casi escultórica en la pared que recuerda a los objetos minimalistas.  Pero se necesita un tiempo para absorber cualquiera de sus obras. Usualmente no hay un punto focal en sus composiciones (una herencia de Pollock), y su preferencia por un formato horizontal extendido tiende a aplanar el espacio, invitando a los ojos a explorar, a vagar a través de líneas paralelas de información. [2]
En las obras de Gursky es difícil individualizar cada objeto o persona por sus características propias o por su naturaleza, haciendo necesario apelar a la posición relativa que ocupa en el espacio. Tanto es así para los productos comerciales expuestos en su 99 cents, como para las personas que participan en Chicago Board of Trade II de 1999. En esto las obras de Gursky se parecen a esas  grandes despliegues de masas de las dictaduras pasadas y presentes, donde las personas pierden su individualidad intrínseca, para recuperarla "apenas" por medio de un "preciso" posicionamiento relativo. Esto se aprecia claramente en las imágenes tomadas por Gursky de las grandes coreografías del comunismo coreano en la serie Pyongyang de 2007.

La serie Prada provee otro buen ejemplo de este principio de individualización. Consideremos, por ejemplo, su obra Prada I de 1996 [3], una larga composición rectangular que, tal como nos indica Ralph Rogoff [2],
... en un principio podría sugerir un sublime folleto de una boutique de alta gama, si no fuera por una cosa: los zapatos, que se muestra ocupando dos estantes imposiblemente largo, no se individualizan o se presentan de manera de provocar la admiración o el deseo.

Un año después, Gursky presentó Prada II, donde los objetos se han eliminado, y sólo quedan tres estantes y los espacios vacíos en ellos.


En 1998, se presentaría Prada III, donde estos espacios volverían a ser ocupados por objetos.


Esta concepción artística del espacio como "principium individuationis", es decir donde las posiciones del espacio son cualitativamente idénticas pero permiten distinguir de manera no cualitativa dos objetos percibidos simultáneamente en dos lugares distintos, ha sido objeto de profundos análisis filosóficos. Por ejemplo, en el siglo XVII el pensador inglés John Locke (1632 - 1704) planteó que las posiciones del espacio se diferencian exclusivamente debido a sus relaciones de yuxtaposición o coexistencia. Esta idea se mantuvo hasta principios del siglo XX. Para Henri Bergson (1859 - 1941), por ejemplo, resulta prácticamente imposible dar otra definición de espacio:
El espacio es lo que nos permite distinguir unas de otras un número de sensaciones idénticas y simultáneas; es así un principio de diferenciación, distinto al de diferenciación cualitativa, y, por consiguiente, es una realidad sin ninguna cualidad [4].
Pero, tal como hemos hecho ya tantas veces en este blog, veamos que dice Isaac Newton (1642 - 1727) al respecto. Newton enuncia esta propiedad del espacio en De Gravitatione -cuaderno de notas que ya hemos citado en entradas anteriores-, aunque la idea ya está embrionariamente discutida en el cuaderno Add. 3996. Este último es un manuscrito que se encuentra en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge. Consta de algo más de una centena de folios e incluye una serie de apuntes en griego y latín de varias recopilaciones renacentistas de obras antiguas y escolásticas. Algunas de estas notas pueden rastrearse a fechas tan tempranas como 1661, es decir cuando Isaac Newton, con dieciocho años de edad, había ingresado en el Trinity College de Cambridge como "subsizar", posición que le daba derecho a su propia manutención a cambio de tareas tales como hacer recados para su tutor o servir la mesa. En este cuaderno Newton comenzaba a tomar notas sistemáticas de sus estudios, copiando o parafraseando los textos que estaba leyendo, y muy raramente proveyendo alguna interpretación del material que copiaba. Si bien en su conjunto estos apuntes aportan a la comprensión de las fuentes que dieron origen a sus pensamientos posteriores, para el tema que nos interesa en esta entrada, nos incumben particularmente las notas en inglés que abarcan los folios 87 a 135 y que Newton tituló Questiones quædam Philosophicæ, o sea Ciertas cuestiones filosóficas. Estas notas proveen una primera muestra de razonamiento propio sobre una gran variedad de temas que Newton desarrollaría posteriormente. Posiblemente motivado por la lectura de la Physiologia de Walter Charleton (1619 - 1707), Newton comenzó la redacción de este breve tratado a comienzos de 1664, realizando su última entrada menos de dos años después; es decir cuando contaba con veintitres años. El manuscrito consta de unas treinta y siete entradas iniciales, con títulos como Sobre el Vacío, Sobre el Tiempo y la Eternidad, Sobre el Calor y el Frío, Sobre los Colores, etc., que posteriormente fueron modificadas o extendidas.

Newton comienza mencionando la inmovilidad del espacio, e inmediatamente relaciona esta propiedad con la más básica y ciertamente menos "obvia" de que las partes de espacio se individualizan únicamente por sus posiciones:
Las partes del espacio derivan su carácter de sus posiciones, así que si dos de ellas intercambian sus posiciones, cambiarían simultáneamente sus caracteres, y cada una se convertiría en la otra.
En esto el espacio se asemeja al tiempo, y así las partes de duración y espacio se definen por su orden y posición mutuas, respectivamente,
... y no poseen ningún otro tipo de individualidad aparte de este orden y posición que por lo tanto no puede alterarse [5].
En el artículo XXIII de la segunda parte de los Principia philosophiae, René Descartes (1596 - 1650) había planteado un principio de individualización basado en el movimiento, al decir que
... la mera división por el pensamiento no cambia nada; toda la variedad de la materia, toda la diversidad de sus formas, depende del movimiento.
Sin embargo, para Newton, concebir el movimiento de una parte presupone que esa parte ya está individualizada de alguna manera [6]. Para salvar esta falencia del pensamiento cartesiano, Newton plantea este nuevo principio de individualización que, así enunciado, tiene analogía con la relación de orden discutida en las Questiones. Sin embargo, se trata de un método que en principio sólo puede aplicarse a grupos finitos de elementos, ya que en caso contrario demandaría que al menos uno de los elementos pueda ser individualizado separadamente. Así, en De Gravitatione, donde Newton lo usa para individualizar las partes del espacio infinito que son infinitas en número, el principio pierde validez. El espacio newtoniano es infinito, y sus partes y posiciones también son infinitas. Y puesto que no hay ningún término primero o último, es necesario para caracteriza el espacio “absoluto” que al menos una posición, cualquiera, pueda ser definida con independencia de las otras. Pero esto no puede ser hecho a menos que se considere al espacio como relativo, o se individualice a alguna de sus partes en forma independiente. Por lo tanto este principio de individualización no puede aplicarse. Es interesante destacar que esta dificultad es similar a la de asignar constantes individuales a dominios infinitos.

Este mismo principio aparece en los Principia, en el Escolio dedicado al espacio y al tiempo. Al igual que en De Gravitatione, establece que el orden y posición de las partes del tiempo y el espacio infinitos son inmutable [7] y no intercambiables "de infinito a infinito". Pero ahora Newton también argumenta que las partes de espacio absoluto, como los lugares potenciales y primarios de las cosas, tienen una individualidad independiente del orden de sus posiciones. De hecho, dice que las posiciones (situs) no son tanto lugares en sí, sino propiedades de los lugares (quam affectiones locorum). Hablar así de una posición parece indicar que ahora las posiciones derivan sus caracteres de las partes de espacio de los cuales dependen, y no a la inversa, como había establecido en De Gravitatione.

Al respecto, una fuente no completamente analizada y que puede ser de significación para el origen de las ideas de Newton respecto del espacio, es la obra de Joannes Magirus (1537 - 1614), Physiologiae peripateticae, Libri sex cum commentariis. En el cuaderno Add. 3996 Newton dedicó diez folios a compilar una serie de notas de esta obra en su edición de Cambridge de 1642, sobre temas tales como movimiento, reposo, infinito, lugar, vacío y tiempo. Relevante para el asunto de la individualización es la nota tomada por Newton respecto de la distinción entre propiedades internas, que se refieren al objeto como tal, y externas, que pueden ser compartidas por un número de objetos. Así posición y duración son propiedades externas, en tanto que no especifican por si mismas la naturaleza de un objeto. Posiblemente, la idea que mencionamos de definir la posición no como lugar en sí, sino como una propiedad del lugar, deba rastrearse hasta esta lectura juvenil [8].

  1. Fair Use rationale: Este artículo es sobre un artista y su obra. Las imágenes aquí reproducidas permiten comprender el texto, y su omisión iría en detrimento del mismo. Las imágenes son pequeñas y de baja resolución, y se asume que no causarán daño comercial a su dueño. No hay otras imágenes alternativas en el dominio público.
  2. Ralph Rugoff: World Perfect, Frieze Magazine, issue 43, November-December 1998).
  3. Andreas Gursky: Prada I, 1996 C-Print, 186 x 222 cm.
  4. Henri Bergson: Time and Free Will: An Essay on the Immediate Data of Consciousness (Dover Publications, 2001).
  5. nec habent aliud individuationis principium praeter ordinem et positiones istas, quas proinde mutare nequeunt.
  6. Newton no menciona esta crítica en las Questiones y, de hecho, no hay indicación de que la hubiese pensado con anterioridad al De Gravitatione, donde la trata extensamente.
  7. Ut partium Temporis orde est immutabilis.
  8. J. E. McGuire: Existence, Actuality and Necessity: Newton on Space and Time, Annals of Science, 35, 466-75 (1978).


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